Debido a su singular ubicación en el estuario del río Tajo, su proximidad al océano Atlántico y su suave clima mediterráneo, el área de Lisboa ha estado habitada desde tiempos prehistóricos. Si bien una leyenda romana afirma que Lisboa fue fundada por Ulises, el origen preciso de la ciudad es incierto, aunque sabemos que diversas culturas se asentaron en ella a lo largo de los tiempos, incluyendo fenicios, romanos y musulmanes del norte de África. Cada uno de estos pueblos hizo aportaciones a la ciudad, contribuyendo al genuino carácter de Lisboa.
Con un rico patrimonio que incluye numerosos monumentos y museos, Lisboa tiene mucho que ofrecer. Desde el S. XV ha sido uno de los más importantes puntos de contacto entre el Viejo y el Nuevo Mundo, así como entre el Este y el Oeste. Esto le ha aportado un ambiente cosmopolita a una ciudad que combina lo viejo con lo nuevo, la tradición con la innovación y en la que el centro histórico, la ribera y el área de Belem destacan entre otros muchos lugares de interés.
Finalmente, no se puede dejar de hacer referencia a la rica y variada gastronomía portuguesa, abundante en sabrosas especialidades de pescado y marisco, así como quesos y repostería tradicionales, destacando el famoso “pastel de Belém”, una especie de deliciosa tartaleta de flan.
En la actualidad Lisboa es una ciudad en la que la historia y el patrimonio cultural conviven con intensas manifestaciones de creatividad y cultura contemporáneas, todo lo cual proporciona a los visitantes un kaleidoscopio de experiencias memorables.